miércoles, 31 de enero de 2018

Tatto de un Fénix...

En la muñeca izquierda...
al alcance de mi vista en cualquier situación...

y además, el tatuaje debe realizarse en los momentos luminosos del Fénix... en esos, cuando se ha resurgido... en medio del vuelo por lo alto de las montañas, en la fase creativa... después de vencer cientos de batallas.... en la paz, en la calma... cuando se acaba de sobrevivir a la más dura prueba que has vivido... después de una sonora y profunda carcajada, de chocar una copa de vino con alguien cuya presencia se disfruta y que a su vez, disfruta la propia...

Un Fénix en el cuerpo sólo se tatúa durante la luz... porque cuando caiga el ocaso...
Cuando el nido se incendie una vez más... cuando el dolor llegue, cuando la muerte parezca inminente... El Fénix estará ahí, delante de tus ojos... y si no hay nadie más... estará la propia voz, a través de la tinta, como sello, como la marca personal, como testigo y cómplice de la fuerza interna... esa... la que fue desarrollada con lágrimas, sudor y sangre... Esa voz de tinta que dice

Eres el Ave Fénix... El que resurge de sus cenizas...

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